—Señora Tania, ¿cómo empezó su historia con el tondero?
Todo comenzó gracias a mi padre. Él participó en un concurso de tondero en el 84, junto a su pareja, Carmen Almestar. En casa nos motivaba a todos sus hijos a aprender, no solo a bailar, sino a cultivar y difundir el tondero.
—Usted también participó junto a su padre en un campeonato oficial. ¿Cómo recuerda esa experiencia?
Fue en 1988. Yo tenía muchas ganas de participar y le dije a mi papá que yo quería bailar. Nos inscribimos y ganamos el Concurso Nacional de Tondero, organizado por el Club Grau de Piura. Fue una experiencia muy linda porque no solo obtuvimos el primer lugar, sino también la banda de popularidad. En ese tiempo el público elegía a la pareja más querida, y fue emocionante recibir tanto cariño.
—El tondero es parte de su familia, ¿verdad?
Sí. En mi familia lo seguimos cultivando todos. Mis hermanos y sobrinos también bailan, y tenemos varios campeones. Mi hermano Juan Alberto es actualmente presidente del Comité de Promoción, Difusión y Preservación del Tondero, y sigue enseñando a los niños para que esto no se pierda. Queremos dejar semilleros que mantengan viva esta tradición.
—Usted ha mencionado que el tondero morropano es distinto al piurano. ¿En qué se diferencian?
Sí, hay diferencias. El tondero nació en Morropón y, como decimos los morropanos, el tondero salió a diferentes zonas del norte, fue andariego. En ese proceso, cada lugar fue adoptando su propio estilo. En el Bajo Piura, por ejemplo, el baile es más agachado; en cambio, el morropano conserva una postura más erguida y pausada, con matices.
—¿A qué se dedica en la actualidad, sigue promoviendo la danza?
Claro. Diez años después que campeoné, me invitaron a ser jurado en Morropón, Piura, luego Lima y ya llevo 27 años de jurado. Luego em preguntaba qué más podía hacer y recordé que en una época yo tejía, y que los trajes de tondero son difíciles de conseguir. Así que decidí confeccionarlos yo misma. Hago faldas, blusas, enaguas y camisas para caballeros. Incluso presenté uno en un conversatorio de tondero en Lima y lo vendí allá. Es bonito ver cómo los bailarines valoran cada detalle. El traje de Morropón, por ejemplo, se confecciona con tocuyo, un material que se lava y plancha antes para darle ese acabado tradicional.
—¿Qué siente al ver a los jóvenes bailar tondero?
Me emociona mucho, sobre todo cuando veo que respetan el estilo tradicional. Pero también me entristece cuando noto que algunos lo mezclan con pasos ajenos o usan mal los elementos del baile. El pañuelo, por ejemplo, es para flamearlo con elegancia; el sombrero, para galantear, no para adornar el piso. Cada elemento tiene su sentido, y debemos conservarlo porque es parte de nuestra identidad.
—¿Cómo conecta el tondero con las raíces piuranas?
El tondero es raíz, es identidad. Nació de la mezcla de culturas y se mantiene vivo porque transmite historia, orgullo y pertenencia. Cuando uno lo baila, siente la tierra, el viento y la alegría del norte. Es una expresión completa de quiénes somos los piuranos.
—¿Qué mensaje le daría a las nuevas generaciones que quieren aprender este arte?
Que primero aprendan lo nuestro. Que antes de practicar cualquier otro baile, conozcan el tondero, porque es parte de nuestra historia. No basta con imitar los pasos, sino de sentirlo, descubrirlo y entender su espíritu…
—¿Y qué cree que pensaría su padre si viera cómo ha evolucionado el tondero?
Creo que estaría orgulloso, pero también preocupado por cómo se está perdiendo la esencia. Hoy muchos olvidan el valor tradicional. Él siempre decía que el sombrero y el pañuelo son símbolos. Yo sigo enseñando lo que él me transmitió y seguiré bailando hasta el día que pueda caminar.
Entrevista realizada por Culturiza2 en la Plaza de Armas de Piura.
